José María Barreiro. Forcarei, 1940.

Se inicia en el mundo del arte en los últimos años de la década de los cincuenta.De esta formación autodidacta y con grandes dotes para el dibujo, lleva a cabo su primeira exposición individual en el Ateneo de Santa Cecilia de Marín, invitado por el pintor Manuel Torres, con el que entabla unha fructífera y sincera amistad.

En 1963 se traslada a París en donde permanecerá todo un año; conoce y estudia la obra de Picasso, Duffy e Matisse; visita los museos y vive la bohemia intensamente pintando en directo el ambiente alegre y colorista de la calle.

De regreso a Vigo, se integra nuevamente en el ambiente intelectual de la ciudad; entabla amistad con el pintor Urbano Lugrís, con el que comparte estudio y casa durante cuatro años. Juntos llevan a cabo una serie de proyectos murales y Lugrís escribe algunos artículos sobre la obra de Barreiro al que admira profundamente.

Presenta su obra en Madrid en el año 1968, en la Galería Toison. Los críticos C. Arean, Castro Arines y García Viñolas, destacan en los diarios madrileños algunas de las características más notables de su pintura.

Invitado por Laxeiro a realizar una serie de exposiciones en la ciudad de Buenos Aires, se traslada a la capital argentina en 1969, con la intención de pasar un corto período de tiempo. Una vez instalado y con estudio en el barrio de la Boca, Barreiro se va integrando en la intensa vida cultural de la capital porteña. Amistad con Luis Seoane y con los pintores Rómulo Macció, Castagnino, López Claro e Betinelli.

Realiza una serie de obras que dan lugar a diversas exposiciones entre las que cabe destacar las de las Galerías Perla Marino e Meba.
Lo que sería unha estancia corta se convierte en un periodo de tres años e el que Barreiro activará su producción pictórica trabajando a la vez en proyectos ambientales para los Almacenes Harrods, al tiempo que viaja por Chile, Brasil y Uruguay.

A partir de 1974 su actividad profesional va en aumento. Con un lenguaje plástico perfectamente consolidado y persoal, en el que cabe destacar la fuerte personalidad en el dibujo y la libertad en el empleo del color, así como la acusada sencillez y cercanía en el tratamiento de la temática elegida, el pintor va recorriendo intensamente un camino persoal siempre vinculado a las propias convicciones.

Dedicado a dar paso a una obra que exprese la capacidad y rotundidad plástica de la pintura en sí misma. Barreiro ha consolidado en estas tres décadas, un lenguaje identificable y persoal. De las diversas exposiciones y actividades llevadas a cabo destaca la proyección de su obra fuera de su propio país, junto al reconocimiento y respecto cada vez mayor de su figura.
Hoy expone en Ogrobe una pequeña muestra de su obra, compartiendo sala con otros grandes artistas gallegos e internacionales.

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